Es
importante reconocer las
reacciones que nos provoca en el cuerpo cada una de las
emociones, y también establecer su origen, pues como se verá a
continuación, nos permiten reconocer los llamados 'secuestros
del centro emocional' o 'estallidos emocionales'.
Todos
hemos tenido, tenemos y tendremos reacciones extremas que no se
encuentran bajo nuestro control, a esto se le conoce como 'estallido
emocional'.
Es en esos
momentos cuando, por poner un ejemplo, el centro emocional del
cerebro (tema que veremos muy pronto) rige al centro racional.
Estos pueden ser tanto momentos de crisis (una pérdida, una agresión, un susto) como de gran
disfrute (una buena noticia, un beneficio inesperado, el
encuentro con un ser querido, etcétera.).
Normalmente,
cuando entra un estímulo a través de nuestros sentidos,
la información pasa al tálamo (una región primitiva del
cerebro), donde se
traduce neurológicamente, y la mayor parte ella pasa después a
la corteza cerebral, donde funciona nuestra parte lógica y
racional. Es la corteza quien se encarga de tomar la decisión
ante el estímulo sensorial. Sin embargo, no toda la información pasa en forma directa del tálamo a la
corteza.
Una
parte más pequeña de
la información pasa directo del tálamo al centro emocional, lo
que permite que tomemos una decisión instantánea e instintiva antes
de que nuestra parte racional logre procesar la información.
Esta relación instantánea y automática entre el tálamo y los
centros emocionales es la que origina el "secuestro emocional"
o "estallido emocional", y el resultado es que actuamos
antes de pensar, a veces para beneficio nuestro y otras para
perjuicio nuestro.
Así, el cerebro,
la corteza racional, no puede ejercer control cuando se presenta
una emoción extrema. Lo
que sí puede determinar es cuánto va a durar dicha emoción.
En
los estallidos emocionales se producen también fenómenos
expresivos como gritos y sollozos. Se perturba el tono
afectivo habitual, se altera el ritmo de los pensamientos y se
pierde, en algunos casos, el control de los actos. En las
emociones muy violentas, se
liberan los sentimientos reprimidos, reaparecen modos
primitivos donde el sujeto puede expresar palabrotas y hasta
realizar gestos brutales.
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