Muchos padres nos escriben contándonos anécdotas o experiencias con
sus niños; muchos adultos nos escriben y nos redactan su propia
vivencia, su camino por la vida.
La mayoría de las experiencias son
maravillosas, y algunas veces también dolorosas, pero siempre hay por
detrás un gran potencial para el crecimiento. Sin embargo, dentro de
estas anécdotas que nos cuentan, muchas veces surge una misma
afirmación, que a veces se torna duda. Una duda que va y vuelve de
persona en persona: “¿soy índigo?” “¿soy cristal?” “¿mi hijo es índigo o cristal?”
Por supuesto que estas energías, a veces llamadas "Índigo o
Cristal", de una manera u otra forman parte de todos nosotros. Hay
adultos, hay niños, personas de todas las edades sintiéndose diferentes,
sintiéndose ajenos a este mundo y con una búsqueda espiritual muy
presente. Estos seres existen, son seres espirituales respirando en la
tierra. Son seres que mal comprendidos pueden ser llamados enfermos o
con ciertos déficits. Y para que el mundo no los mal catalogue se los ha
llamado “Índigo o Cristal”, términos que pueden ayudar a comprenderlos y
guiarlos con mayor conciencia. Pero he aquí la confusión: ¿Qué
es lo verdaderamente importante de sentirse diferente? ¿Qué es lo
verdaderamente profundo de pensar o sentirse Índigo o Cristal? Mal
comprendidos, estos términos pueden llevar a más separación entre las
personas en lugar de traer claridad y Unidad.
Muchas veces detrás de estos términos se esconde una búsqueda
superficial, una búsqueda que no proviene del alma sino de la necesidad
del ego de "pertenecer" y sentirse superior.
Todos somos importantes, únicos. Todos somos seres espirituales despertando cada día a una nueva conciencia.
Debido a esta confusión, o a esta forma de abordar los temas Índigo y
Cristal, siento necesario compartir un artículo que pertenece a un curso
que ofrezco a distancia.
Espero que les traiga claridad en su camino. Afectuosamente, Nancy Ortiz
Confusión basada en los términos, conceptos y clasificaciones
Es maravilloso saber de estos nuevos niños. Saber de su existencia nos
permitirá cuidarlos y estar alertas a sus necesidades. Sin embargo está
sucediendo que la información sobrepasa la capacidad de la mente y
muchas personas comienzan a confundirse en los términos: “Índigo o
Cristal”, dejando de apreciar al niño por el solo hecho de ser niño.
Paso a explicar qué quiero decir con esto.
Índigo y cristal, son términos que nos han ayudado mucho a descubrir a
los niños de hoy. Son términos, que por supuesto, dicen grandes
verdades, pero no hay que estancarse en la forma.
Me refiero cuando por ejemplo un padre cataloga a su niño diciendo: “Mi niño es índigo”, “mi hijo es Cristal”, “¿qué puedo hacer? mi hijo es especial”.
Esto es limitarse al término, a la simple palabra: “Índigo o Cristal”.
Sin darse cuenta, lo único que generan, son bloqueos de la verdadera
pureza y fluidez del niño.
El niño de hoy es especial y tiene
mucho para darnos, pero no debemos estancarnos en la clasificación
porque esto es lo que nos aleja de la verdadera esencia de lo que
significa índigo o cristal.
Nos aleja porque interiormente pensamos “mi niño es diferente a los demás”. Por lo tanto algo que debería trabajar para la luz, para aclarar el camino de los seres, confunde, crea separación.
Por ello considero que es solo un término sin importancia cuando es mal
utilizado o cuando carga al niño de responsabilidades que no debería.
Sé de muchos padres que les cuentan a sus niños que son índigo o cristal.
Quizás lo hacen porque quieren ayudarlo, pero el niño no está preparado para entender desde la mente lo que significa esto.
El niño tan solo Es, y ahí se ve la verdadera magia.
Entonces comunicarle al niño que es índigo o cristal, es
contraproducente. Puede generarle mucha confusión, condicionarlo y
bloquearle la magia innata que trae.
¿Por qué puede bloquearlo?
El niño para seguir siendo aceptado, amado y para seguir satisfaciendo a
sus padres, creará, conciente o inconcientemente, situaciones donde les
demuestre lo especial que es. Inventará historias, sueños, hará
preguntas planeadas, entre otras cosas; cuando en realidad todo esto no
es necesario, porque el niño está inmerso en una historia, en un cuento
de hadas, duendes, luces y fantasías.
No hay nada que inventar, solo hay que dejarlo salir.
¿Por qué se crea tanta confusión ante estos términos nuevos que aparecen para ayudarnos y aclarar nuestras dudas?
El niño, y la inmadurez Espiritual del adulto
Todos estamos en un camino de búsqueda, de querer encontrar la Verdad.
Se puede buscar este camino dejándose fluir, dejando que el Universo
nos guíe hacia esta Verdad; o se puede encontrar el camino, iniciándose
en alguna técnica espiritual ya sea de meditación o tantas otras que hay
hoy, la cual puede llevarlo a un estado de conciencia superior y de
comprensión mayor. También se puede buscar esta Verdad a través de la
lectura de libros, de información de Internet y de otros medios.
Todo es válido, a cada uno le llega lo que necesita. Cada uno encuentra el camino que lo llevará a la verdad.
Pero ¿qué sucede si la mente domina esta búsqueda? ¿Si somos
herramientas de la mente y no ella una herramienta nuestra?, ¿si somos
víctimas del ego?
La mente y el ego son una parte necesaria del
humano, pero siempre debemos observarlas porque es el alma la que debe
guiar nuestras vidas.
La mente y el ego están condicionados por el
miedo, siempre buscarán reforzarse por temor a su disolución. En cambio
el alma siempre Es, y no hay lugar allí para el temor.
Toda búsqueda desde el alma será humilde, toda búsqueda desde el ego y la mente, posiblemente desviará y sumará más confusión.
Entonces, si la búsqueda parte desde el ego y no desde la humildad,
toda técnica que nos lleve a saber más, toda la información que
hallemos, reforzará una parte superficial, una parte que en profundidad
no somos.
Armaremos una falsa identidad, buscando ser seres
“especiales”. Vamos a querer que todo lo que sabemos que existe, hable
de nosotros. Vamos a buscar mentalmente las "coincidencias" presionando
el fluir y estancándonos en la forma.
Y si esto sucede con una
persona que tiene hijos, esta ansiedad y falsa identidad va a ser
trasladada hacia los niños. Querrán que sean “especiales”, forzando su
naturaleza, sin poder apreciar lo que ya Son siendo niños.
¿Por qué sucede esto?
Muchos padres quieren que sus hijos "sean índigo o cristal". Buscan que
las características que describen a estos seres, sean las que describan
a sus hijos.
Desde ya que estas energías de una u otra forma
están presentes en los niños de hoy, pero estos padres suelen perder
de vista la razón por la cual necesitan saber el origen de sus niños. Ya
no los impulsa el saber para acompañarlos y comprenderlos, sino que
necesitan realizarse en ellos.
Solo desean saberlo para sentirse especiales ellos.
¿Y a quien ayuda a crecer esta mentira?
A nadie. Nadie sale beneficiado.
El niño sufre porque se siente condicionado, y el padre se engaña a si
mismo creyendo haber llegado a la verdad, no pudiendo ver que la Verdad
siempre estuvo ante sus ojos.
¿Como se puede dar cuenta si está fluyendo naturalmente con su hijo, o si no lo esta encasillando, y por ende, condicionando?
Posiblemente no tendrá necesidad de saber qué es su hijo, ni cómo
clasificarlo, sino que solo tendrá la necesidad de que sea feliz, de que
crezca plenamente.
Pero aun así, si necesita saber el origen de su niño, en silencio buscará las respuestas, pero las guardará en su corazón.
Lo especial fluye y sale del alma del niño por si solo. No hace falta
presionar, el niño es espiritual de por si, y esta espiritualidad es
diferente en cada niño. Esto lo hace único.
Si la búsqueda es sincera, temas como “Índigo y Cristal” le aportarán crecimiento.
Tenemos que lograr llegar a esta Madurez Espiritual.
Hay mucha información, mucho falso estímulo, y esto puede
desequilibrarnos espiritualmente, pero a la vez, nos puede ayudar a
discernir concientemente entre aquello que aporta verdaderamente a
nuestro crecimiento y aquello que no.
Esta Madurez Espiritual proviene de la Paz interior, de no necesitar pertenecer a ningún lugar para sentirse completo.
Esta madurez llegará a usted, ni siquiera hay que buscarla, pero podrá
facilitar su llegada, haciendo conciente su parte inmadura, su parte
egóica que necesita “pertenecer” para sentirse segura.
Sea sincero con usted, camine en paz.
.......
Este artículo pertenece al Curso a Distancia: “Los Niños de Hoy”.
Aportado por: Nancy Ortiz: www.caminosalser.com/nancyortiz
Creadora de la "Propuesta CaminosAlSer para padres y/o familiares de Nuevos Niños", en la sección "Indigo y Cristal".
Un entrenador enseña lo que sabe...un MAESTRO transmite lo que es.
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