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jueves, 2 de enero de 2014

La enfermedad y la imposición de manos

 La enfermedad es una imperfección energética que puede ser: TRANSMITIDA, PROVOCADA Y ADQUIRIDA. 
 
TRANSMITIDA: Es la enfermedad hereditaria. Son genes mal formados que se legan de generación en generación. Puede dejar de transmitirse si el ser que los heredó comprende su enfermedad y la trata con conocimiento de causa. Él puede invertir la herencia y curarse del mal: necesitará del entendimiento, conocimiento y de la ayuda cósmica, y sobre todo de muchas vidas para realizarlo. Deberá hacerlo con conciencia profunda para poder modificar los elementos enfermos.
 
PROVOCADA: Es la enfermedad de causa y efecto conocida como karma. Significa que el ser, a través de sus vidas y existencias, distorsionó sus pensamientos de tal forma que llegó a enfermar la energía-materia. Consecuentemente, nacerá con alguna deficiencia referente a la zona y centro energético que lo afectó con la distorsión. Él será el causante de la enfermedad. Al igual que la enfermedad transmitida, si él entiende a través del conocimiento y entendimiento el proceso de la causa y efecto, podrá invertir la distorsión por la perfección. Necesitará también otras vidas y existencias para poder realizarlo.
 
ADQUIRIDA: Es la enfermedad de la imperfección de los mundos primarios. Al pertenecer a mundos primarios, el ser no está libre de adquirir enfermedades. A pesar de ser una energía elevada, consciente y despierta al conocimiento y entendimiento universal, estará expuesto a ciertas enfermedades que fluctúan en el ambiente y que desgraciadamente él respira e ingiere. A pesar de protegerse con el campo gravitacional que construyó para su defensa y protección, no está libre del ataque de la enfermedad. El cuerpo energía-materia es muy débil aún; no está bien protegido ante las bacterias y virus. Por lo tanto, por más que el ser sea elevado y luchador, siempre puede estar expuesto a alguna enfermedad.
 
De esta forma al conocer las enfermedades, el sanador puede aplicar las curaciones, siempre y cuando sea un “Verdadero Sanador”. Significa: que el “Don de la Curación” lo haya adquirido y recibido por el universo a través del “Merecimiento”. Significa, que en el transcurso de sus vidas, el ser vivió de forma elevada, haciendo de sus Actos, Acciones y Pensamientos Positivos, su forma de existencia. El Don de la Sanación no puede realizarlo cualquier persona, este trabajo siempre debe estar apoyado por un equipo de  médicos astrales, los cuales son los que realmente sanarán, ya que el sanador es simplemente un catalizador o un transformador energético, por el cual, la energía sanadora del universo pasará para llegar a la verdadera curación.
 
Para una enfermedad TRANSMITIDA: la cura de imposición de manos NO funciona. La energía curadora del universo solo podrá aliviar la enfermedad, pero no podrá curarla. Es un trabajo totalmente individual. El ser deberá curarse por esfuerzo propio y trabajo, con la ayuda del conocimiento del planeta y del cosmos. El catalizador podrá realizar la curación a través de la energía-palabra. Conversará y enseñará al paciente la manera de librarse del mal, ayudándolo con el conocimiento del porqué de su enfermedad, encontrando las causas que la formaron y estudiando la herencia familiar genética. La ayuda del catalizador se realizará en el ámbito psíquico.
 
Para una enfermedad PROVOCADA: la curación de imposición de manos SI funciona. El catalizador, apoyado por los médicos astrales, impondrá las manos en la zona afectada, haciendo que la energía curadora del universo pase a través de sus manos, catalizará la distorsión encajando los cristales y levantando la vibración, haciendo que los colores de esa parte brillen de acuerdo a sus características. Simultáneamente el catalizador trabajará con la energía-palabra, para que ese ser entienda que el causante de la enfermedad es él mismo, y que si continúa así, provocará la misma distorsión o podrá empeorarla en el transcurso de sus vidas y existencias.
 
Para una enfermedad ADQUIRIDA: la cura de imposición de manos SI funciona. El catalizador impondrá sus manos en la cabeza del ser, dejando fluir la energía universal a través de él, porque el cerebro del paciente deberá ser alimentado por energía adicional que los médicos astrales le transmitirán para ayudarlo a reforzar el campo gravitacional de su cuerpo astral y etéreo. De esta forma, el ser refuerza sus defensas, fortalece su energía y vence la enfermedad. El catalizador también ayudará levantando la frecuencia energética a través del conocimiento que impartirá al ser, fortaleciéndolo y alimentándolo con pensamientos positivos a través de la energía-palabra, ayudando al paciente a no dejar entrar energías negativas que puedan perjudicarlo. 
 
Si el catalizador no es un “Auténtico sanador” y no está asistido por los “Médicos Astrales de la Realidad Antimateria” y no tiene el conocimiento verdadero para la sanación, equivocará la forma de realizarla; con ello puede complicarse a sí mismo pudiéndose contagiar o atizará el progreso de la enfermedad, puesto que al no saber curarla, esta avanzará irremediablemente… 


Muy probablemente la imposición de manos sea uno de los métodos de curación alternativa más antiguas, conocidas y populares. Desde el antiguo Egipto hallamos pruebas de su existencia, como en el papiro Ebers, datado hacia el 1552 a.C., y que describe a esta técnica como un tratamiento médico utilizado en aquellos tiempos.  

También son conocidas las referencias bíblicas a través de la figura de Jesús y, posteriormente, en el cristianismo se convirtió en una práctica común, así como predicar, administrar los sacramentos o bendecir con el agua bendita y aceites.

En tiempos más modernos, el médico Franz Anton Mesmer aseguraba que podía llevar a cabo curaciones a través de la canalización de lo que él llamaba el magnetismo animal, algo diferente al conocido magnetismo físico. Para Mesmer existía una fuerza que unía "los cuerpos celestes, la tierra y los cuerpos animados", así lo declaraba en 1779. Estaba convencido de que era posible dirigir ese fluido, existente en todo el universo, y así curar cualquier enfermedad.

Con el húngaro Oscar Estebany como principal colaborador, Grad provocó bocios en los ratones que utilizaría para uno de sus primeros experimentos y luego los separó en dos grupos: el primero sería de control y el segundo estaría sometido a la influencia del sanador. Luego de cuarenta días fueron comparados los ratones de ambos grupos, comprobándose que los ratones tratados por Estebany habían desarrollado un bocio mucho menor que los del grupo de control. En posteriores experimentos, Grad utilizó algodón que fue tocado por las manos del sanador, para colocarlo en ratones enfermos, y obtuvo los mismos resultados, aún cuando no hubo contacto directo entre Estebany y los animales. Más adelante llegaría a experimentar con plantas y semillas, obteniendo similares resultados, que demostraban que las manos del sanador, o su mente, poseían algún efecto curativo sobre los seres vivientes.
En la actualidad son muchos y muy variados los experimentos que se realizan para comprobar de una forma definitiva la existencia de esa energía que radicaría en todos los seres humanos y que sería capaz de sanar a otros, a través del contacto físico o con la sola intención y el deseo de curar. Independientemente de ello y de la espera a que el estamento científico se pronuncie en base a lo que ya se ha investigado, muchos hospitales, médicos y enfermeras lo utilizan para apoyar a la medicina tradicional en el alivio de cualquier enfermedad, obteniendo resultados evidentemente exitosos y que van más allá de la casualidad.
Intentar aliviar una dolencia o contribuir a sanar una enfermedad por medio de la imposición de manos no es algo complicado. Más allá del deseo de curar, basta con colocar las manos a unos 10 centímetros del lugar en el que se desea influir y durante un tiempo no mayor a los diez minutos. Aún si las manos se colocan sobre la cabeza, estando el dolor localizado en otra zona, se logrará igualmente un efecto sanador, ya que esta energía, que parece emanar de nuestras manos o de nuestro organismo, es capaz de dirigirse por sí misma hacia la zona necesitada de alivio

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