Los padres que tienen horarios
“irregulares” (es decir, con cambios impredecibles y situaciones que
hacen que se les requiera o que se les envíe a casa con poca
antelación, especialmente de noche) pueden causar inconscientemente
problemas psicológicos o de desarrollo en sus niños, según un nuevo estudio del Economic Policy Instutitute (una organización sin ánimo de lucro).
Los niños se encuentran con una desventaja cognitiva y conductual cuando sus padres trabajan con horarios irregulares, …
"Cuando los padres no
pueden predecir cuándo estarán o no trabajando, toda su vida se ve
alterada: se comprometen menos con sus hijos en actividades cruciales
como leerles o contarles cuentos”, dice Leila Morsy, de la University
of New South Wales, en una nota de prensa sobre los descubrimientos.
"En muchos estados, los padres con horarios de trabajo irregulares
pierden incluso los subsidios para el cuidado de sus hijos".
El estudio, que forma
parte de un proyecto mayor desarrollado por Morsy y Richard Rothsein,
investigador asociado del Ecomomic Policy Institue, analiza cómo
influyen en el desarrollo de los niños y en sus logros las
características propias de una clase social baja, sugiriendo cambios
políticos, para descubrir que los niños de todas las edades pueden
sufrir daños colaterales cuando sus padres tienen horarios de trabajo
erráticos.
Para los pequeños, esto puede implicar un enlentecimiento
de la percepción sensorial, del aprendizaje, de la capacidad para
solucionar problemas y de la comunicación verbal.
Los adolescentes más
jóvenes son más propensos a la depresión y a los comportamientos de
riesgo, como consumir alcohol o tabaco, mientras sus padres trabajan
por la noche.
Como indica el
estudio, "la informática actual permite que las empresas dedicadas a
ventas, restauración o servicios, puedan predecir la demanda de los
clientes y calcular horarios con precisión, pero se anima a los
empleados a crear agendas abiertas en todo momento, que hacen que los
trabajadores sean requeridos en el trabajo o enviados a casa con poca
antelación.
Al impedir que muchos padres cuiden adecuadamente de sus
hijos, estas prácticas afectan de forma negativa al desarrollo
infantil y adolescente”.
Los investigadores
indican que los horarios de trabajo irregulares son más comunes en los
trabajadores de raza negra o con pocos estudios, así como entre las
madres solteras con salarios bajos; por ejemplo, un tercio de las
madres con adolescentes a su cargo, reciben sus horarios con una
antelación de una semana o menos, lo que causa ansiedad, cansancio y
aumento del estrés.
"Todo lo que cause
estrés en los padres va a dañar a sus hijos", dice a Yahoo Parenting
Ross Eisenbrey, vicepresidente del Economic Policy Institute. "En
este caso, deja a los niños sin la posibilidad de pasar el tiempo
necesario con su padre o madre en momentos importantes, como el de
prepararse para ir a la escuela o la hora de acostarse".
La conclusión más
importante de los resultados de la investigación, dice, es que se
necesitan cambios en las políticas y nuevas leyes para evitar que los
empresarios pasen por alto las necesidades de sus trabajadores,
especialmente de aquellos que tienen hijos. "Los empleados deberían
evitar esas prácticas", destaca Eisenbrey.
"Cuando cambias de horario
sin previo aviso, los planes del cuidado de los niños pueden verse
interrumpidos e incluso acabar siendo imposibles de realizar,
especialmente cuando se trata de un cuidado de calidad, que requiere
unos horarios fijos de entrada y salida”.
Muchos estados, entre los
que, por ejemplo, se encuentra Nueva York, ya tienen leyes que obligan
a pagar horas extras a los trabajadores por las horas que no estaban
previstas inicialmente o a pagar al trabajador si se cancela un
trabajo con poca antelación.
Los hallazgos son
importantes también, según Eisenbrey, porque reflejan el efecto que
tienen en la escuela. "Si tienes grandes desigualdades (raciales,
económicas, etc.), se hace muy difícil que un sistema escolar de una
zona de clase baja consiga sus objetivos", indica. "En lugar de
centrarnos en eso, despedimos a los profesores con alumnos que tienen
un bajo rendimiento escolar, creyendo que así cambiaremos los
resultados, algo que no es nada justo y que, además, es estúpido".
Pero, ¿cómo pueden los
resultados del estudio servir a los parientes que se ven apresados
por horarios de trabajo locos y estresantes, en vez de hacerles sentir
todavía peor por su presencia irregular?
"En vez de sentirse
culpables o avergonzados, los padres pueden considerar el estudio como
una medida preventiva", cuenta a Yahoo Parenting la psicóloga Deborah Gilboa,
experta en crianza y psicología familiar. "Te puede ayudar a darte
cuenta de que hay algo a lo que tienes que prestar atención, a
preguntarte qué hacen tus hijos mientras estás en el trabajo".
Hay más personas que tienen ese tipo de horarios que personas que no los tienen, dice Gilboa, autora de Get the Behavior You Want… Without Being the Parent You Hate!,
y hay distintas formas de ser proactivo al respecto. “Los novatos
deben preguntarse si esas horas de trabajo fuera de un horario
estándar les suponen alguna ventaja”, sugiere, como poder ir a
buscarlos a la escuela, asistir a encuentros entre padres y alumnos
por las tardes, o acudir a la parada del autobús escolar al final de
la jornada.
“Deben preguntarse también si utilizan sus descansos de
trabajo adecuadamente, especialmente con todos los medios tecnológicos
disponibles para ello. Habría que crear recordatorios para ponerse en
contacto con los hijos de formas divertidas que vayan más allá de
preguntarles si han terminado la tarea del colegio.
Por ejemplo,
pueden enviar un mensaje de texto diciéndoles que están pensando en
ellos, o etiquetarlos en las redes sociales”.
Cuando tienes
hijos más mayores, puedes hacer un esfuerzo por hacerlos partícipes
de las conversaciones sobre los cambios de horario, según sugiere
Gilboa. “Hay que preguntar ‘¿Qué podemos hacer para sentirnos más
conectados?’”.
Y, cuando los niños son más pequeños, uno debe hacer lo
posible por aportarles la mayor regularidad posible, por ejemplo
procurando tener al mismo cuidador siempre, incluso si el horario no
es regular, o implicando a los demás para que te ofrezcan apoyo.
“No
importa si es un abuelo, un maestro, el pediatra o alguien de la
guardería”, dice, “hacer saber a los demás que te gustaría tener ayuda
para controlar el desarrollo y el comportamiento de tu hijo, puede
ayudarte mucho a sentirte menos solo”.
Fuente: https://es-us.noticias.yahoo.com/afectan-hijos-horarios-trabajo-irregulares-082641837.html
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