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jueves, 28 de agosto de 2014

RELACIONES TÓXICAS

Se callan, pero te la juegan por detrás: los peores tipos de relaciones tóxicas

Las malas influencias en el trabajo pueden conducirnos a la depresión sin que nos demos cuenta. (Corbis)Las malas influencias en el trabajo pueden conducirnos a la depresión sin que nos demos cuenta. (Corbis)  lies Las relaciones tóxicas son un gran problema, ¿quién no tiene un familiar o un amigo que esta totalmente inmerso en una relación que ni le conviene ni le hace feliz y a la que todos veis poco futuro? ¿El problema?, que la otra persona no lo ve y no hay manera de hacérselo ver. Esto es muy frecuente y de hecho es probable que nos pase a nosotros mismos, son estas relaciones de las que al salir decirnos: ¡Menos mal que al final salí y lo he superado! (cosa que solo se suele ver una vez fuera). Paradójicamente  las relaciones tóxicas son las relaciones de las que más cuesta salir y que más enganchados nos dejan.
En parte puede que la sociedad tenga la culpa de esto, a pesar de todos los conocimientos que se nos inculcan, poco es el aprendizaje que circula sobre relaciones, manejo emocional y como evitar verse atrapado en las garras de gente tóxica, frecuentemente este aprendizaje es por ensayo y error, una vez ya hemos caído. Lo cual no es muy alentador. A esto contribuyen también las revistas, las películas románticas, etc… Que enfatizan la posibilidad de enamorarte de alguien que no conoces, y vuelven románticas cosas que en realidad no lo son, ideales no reales, con unas líneas muy finas entre por ejemplo un acoso y un admirador, sobre el dejarlo todo por una persona (perdiendo la independencia incluso), sobre saber que la persona es la ideal nada más verla pasar por el parque (esto puede ser algo obsesivo), etc… Al final cuando algo de esto nos sucede fácilmente sabemos girar la tortilla para verlo como algo positivo aunque en realidad no lo es.

¿Qué es una relación tóxica?

Son relaciones en las que quedamos atrapados por una especie de red negativa, no solo se refiere a relaciones amorosas sino que pueden ser relaciones de amistad o familiares.
Las relaciones tóxicas son aquellas que nos hacen sentir mal, cambiar de formas que no nos gustan, nos alteran de maneras que no podemos controlar o destruyen quienes somos. Son relaciones que nos hacen infelices. Y además de las que es muy difícil salir.
Típicamente son relaciones en las que una persona es dominante, o sumisa, o hay problemas de comunicación, manipulación, mentiras o chantajes. Son relaciones en las que una o ambas partes sufren pero a las que no sabemos poner fin.

Los 10 tipos de relaciones tóxicas a evitar:

Esta lista enumera las conductas características de relaciones a la larga tóxicas, si estas en una relación como las de abajo (puede que aparezcan una o más de una), procura corregirla o sino acabarás en una relación tóxica.
1. LAS RELACIONES EN LAS QUE SOLO ESTÁ A CARGO UNA PERSONA: Si solo una persona ejecuta (lleva) la relación, la relación no es sana y no prosperará adecuadamente. A veces es fácil involucrarnos con una persona que tome el control de las cosas, puede parecer fácil y cómodo que cojan las riendas de nuestra vida, puede que notemos menos presión así. El problema es que esto no es opcional, es decir si tu le das las riendas de tu vida a otra persona, lo más probable es que pierdas el derecho a opinar sobre que hace con ellas. Cuando quieras recuperar el control será muy difícil y la relación empeorará. En estos casos la persona pierde autonomía, independencia, autoestima y autoconfianza. Nunca debes sentirte sin poder o atrapado/a en una relación, eso en realidad no es una relación. Las relaciones implican libertad e igualdad de responsabilidades para ambas personas, cooperación entre las dos personas implicadas. La relación será tan fuerte como sean los dos individuos por separado dentro de la relación. Habrá más crecimiento personal para los dos. Intentar controlar a alguien o que te controlen no lleva a ningún lado.
2. LAS RELACIONES QUE TIENEN LA FUNCIÓN DE “COMPLETARTE” O “LLENARTE”: Por mucho que en las películas nos inculquen que cuando encontremos a “LA” persona esta nos llenará, nos sacara de la miseria y el aburrimiento y nuestra vida cambiará y será maravillosa, nos elevará a un estado de plenitud y felicidad, lo cierto es que esto es algo que debemos conseguir por nosotros mismos y llevarlo luego a la relación. Una relación no debe servir o utilizarse para suplir carencias personales, esto hace que luego seamos dependientes y no recorramos el camino de crecimiento personal, no evolucionemos y mejoremos como personas por nosotros mismos, y queramos o no, es una responsabilidad y un peso muy grandes para la relación y la otra persona (si estamos mal es culpa de la otra persona y esperamos que ella lo solucione). Suelen ser relaciones en las que luego no se toleran separaciones temporales ni estar solos. No es la responsabilidad de nuestra pareja rellenar esos vacíos existenciales, es un trabajo personal de cada uno. Si no estas bien contigo mismo eso se verá reflejado negativamente en la relación. Uno debe crear su propia felicidad antes de poder compartirla con otros.
3. RELACIONES CO-DEPENDIENTES: Este tipo de relación es algo similar a la del punto 1, pero aquí son ambas personas las que son pasivas y dependientes, perdiendo su individualidad, no es el caso de una dominante y otra más sumisa. Aquí ambas personas necesitan de la aprobación del otro para llevar a cabo cualquier acción, priorizan las necesidades del otro sobre las propias. La otra persona siempre es la responsable de cómo nos sentimos, todo pasa por ella.  Nos diluimos con la otra persona y la relación se vuelve adictiva. Si el otro se encuentra mal de repente nuestras necesidades personales desparecen y solo pensamos en hacerla sentir bien. ¿El mayor problema? Suelen llevar a una acumulación de resentimiento, aunque hayamos sido nosotros que hayamos decidido valorar las necesidades del otro por encima de las nuestras, luego eso quema. La vida se convierte en mirar por el bienestar de la otra persona las 24 horas del día. Ambos miembros de la pareja deberían responsabilizarse de sus propias emociones y saber regularlas sin la ayuda del otro. Una cosa es ser de apoyo para otra persona y otra es estar obligado a todas horas. En este tipo de relaciones uno se siente obligado a estar cuidando a la otra persona y pasar todo por ella.
4. RELACIONES BASADAS EN EXPECTATIVAS IRREALES O IDEALIZADAS: La perfección no existe, si amamos a alguien debe ser con sus “defectos” y con sus mas y sus menos. No es sano intentar “arreglar” a las personas o cambiarlas. De hecho cuanto menos esperes de alguien que amas más feliz serás. Las expectativas pueden ser muy traicioneras. Nadie actuará siempre como nosotros esperamos, no son nosotros y por lo tanto vivirán y actuaran a su manera. Vivir una relación por el “cómo debería ser” y no como es, lleva a frustración, sufrimiento y tristeza. No debemos tener expectativas grandiosas e irreales ni tampoco pensar que la otra persona puede cambiar (ni intentar hacerlo) para “mejorar” la relación.
5. RELACIONES EN LAS QUE EL PASADO SE UTILIZA PARA JUSTIFICAR EL PRESENTE (o tener la razón): Si estas en una relación en la que continuamente se te culpa por el pasado, la relación es tóxica. Si ambos lo hacen la relación se convierte en una batalla por ver quien la “cagó” más y por lo tanto quien debe disculparse. Cuando utilizas lo que ha hecho mal la otra persona en el pasado para justificar tu conducta en el presente lo que estamos haciendo es utilizar la culpa y el resentimiento para manipular a la otra persona (para que se sienta mal en el presente), aparte de perder de vista el problema actual. Al final la relación se convierte en un constante esfuerzo por ambas personas para probar que son “menos culpables” o menos “malos” que el otro, en lugar de intentar ambos ser mejores para el otro. Debes aceptar que para estar con alguien tienes que aceptar sus errores y su pasado. Si algo nos afectó tanto en el pasado, entonces ese era el momento para trabajarlo, no ahora. El pasado pasado es, y pasado debe ser.
6. LAS RELACIONES BASADAS EN MENTIRAS CONTINUAS: En las relaciones una omisión es como una mentira, las relaciones se basan en la confianza, abrirse a la otra persona y conocerse mutuamente. Ocultar información relevante solo debilitará la relación. Es cierto que se puede reparar la falta de confianza pero esto es muy difícil y requerirá del esfuerzo de ambas partes. De todas formas, al final la verdad siempre se sabe. La persona nos mentirá hasta que consiga que esa mentira se convierta en nuestra realidad, no debemos entrar al juego, si descubres una mentira, confróntala. Las personas que mienten suelen repetir las mentirás hasta que consiguen hacerlas realidad, no participes en esto. Para poder reparar una falta de confianza primero hay que poder reconocer la mentira. El perdón y la reconciliación no ocurrirán hasta que se admita la mentira.
7. RELACIONES EN LAS QUE EL PERDÓN NO TIENE CABIDA Y EN LAS QUE NO HAY INTENCIÓN DE REPARAR LA CONFIANZA: Esta está en relación con el punto anterior. La confianza se puede reparar, pero mantenerse en una relación en la que no hay intención de repararla no tiene sentido. En casi cualquier relación a largo plazo habrá un problema de confianza o alguna mentira en algún momento, no entender que esta se puede reparar si ambas personas trabajan duramente en su propio crecimiento persona aplicando luego este a la relación convertirá la relación en una relación tóxica para ambos.
8. RELACIONES EN LAS QUE LA COMUNICACIÓN ES PASIVO-AGRESIVA: Por ejemplo cuando en lugar de comunicar abiertamente como nos sentimos jugamos con indirectas, o cuando la comunicación es hostil e intenta manipular como se siente la otra persona. Hacer cosas sutiles para molestar a la otra persona hasta que nos presta la atención que queremos. Las relaciones se basan en una comunicación abierta y sincera, si la otra persona en la relación nos juzga o crítica cuando nos abrimos puede que nos volquemos en actitudes pasivo agresivas. Puede que la otra persona no esté de acuerdo en lo que piensas pero en las relaciones fuertes se alcanza un compromiso, la otra persona accede a apoyarnos sin necesariamente tener que estar de acuerdo obligadamente a pensar igual que nosotros.
9. RELACIONES GOBERNADAS POR EL CHANTAJE EMOCIONAL: Esto se refiere a aplicar un castigo emocional cuando la otra persona no hace exactamente lo que queremos. Al final la otra persona accede a comportarse de otra manera a causa del chantaje.  Se soluciona como en el punto anterior con una mejor comunicación. Los sentimientos y emociones se pueden comunicar pero de una manera sana y sincera sin atacar a la otra.
10. RELACIONES QUE QUEDAN EN UN SEGUNDO PLANO: Las relaciones requieren que se les dedique tiempo y esfuerzo, si no se las cuida se marchitan. Es importante dedicar tiempo de calidad a la relación, compartir actividades solo con la otra persona que os enriquezcan como pareja. La otra persona (y la relación) requieren de tu presencia, atención y tiempo.
Si evitas todo lo anterior, ¡evitarás tener una relación tóxica y estarás en una mucho más feliz y sana!
Fuente: The Mind Unleashed.

Ya se hizo referencia en su día a las parejas insanas, compuestas por gente sensible que tiende a salir con personas que, sin duda, los perjudican. Sin embargo, no es este el único arquetipo de relación tóxica que podemos encontrar en la sociedad actual, a menudo muy ligadas a comportamientos pasivo-agresivos. Estos pueden manifestarse de muy variadas maneras: mediante la cabezonería, la procrastinación, las bromas hostiles o el murmurar o suspirar constantemente. A menudo no expresamos nuestros sentimientos negativos explícitamente, sino que se manifiestan de manera sutil, impidiendo la comunicación y dando lugar a relaciones complicadas.
El comportamiento pasivo-agresivo
Según el psiquiatra de la Clínica Mayo Daniel K. Hall-Flavin, los síntomas específicos de la gente que actúa de manera pasiva-agresiva son los siguientes:
Resentimiento y oposición a las peticiones de los demás.
Procrastinación y errores voluntarios en respuesta a los requisitos de los demás.
–Una actitud cínica, huraña y hostil.
Quejas constantes por sentirse infravalorados o engañados.
Con frecuencia adoptamos este tipo de comportamiento por hallarnos involucrados en una relación tóxica de la que no podemos salir, o porque tememos confrontar el problema.
Cuanto más tóxica es la relación, más intenso es el comportamiento pasivo-agresivoSegún afirma Hall-Flavin, "aunque el comportamiento pasivo-agresivo puede ser un rasgo de varios problemas de salud mental, no está considerada una enfermedad mental como tal. Sin embargo, el comportamiento pasivo-agresivo puede interferir en las relaciones personales y crear dificultades laborales".
Normalmente adquirimos este tipo de comportamiento a una edad temprana, por lo general debido a experiencias pasadas negativas. El problema es que, en esos casos, nos resignamos a una constante actitud fatal, que mina nuestro sentido de la eficacia y del esfuerzo: aprendemos a desistir y a evadir. Cuanto más tóxica es la relación, más intenso es el comportamiento pasivo-agresivo.
Las relaciones tóxicas
¿Cuáles son, pues, esas relaciones que nos llevan a responder con actitudes pasivo-agresivas? Para los psicólogos Philip Zimbardo y Rosemary K.M. Sword, las siguientes situaciones son las que con más frecuencia nos incitan a responder con la citada actitud hostil y evasiva:
1. La familia
Es una situación que cualquiera reconoce: el padre ha instado a su hijo a ordenar su cuarto innumerables veces y, ante la apatía de éste, finalmente lo amenaza. "Si no recoges tu cuarto, no te llevaré al cine a ver esa película que llevas todo el mes queriendo ir a ver".
La respuesta hosca del niño es predecible. Apurará hasta el último minuto antes de recoger su habitación, que finalmente apañará de mala manera, amontonando los juguetes bajo la cama, esperando que sea su padre quien recoja finalmente y como es debido la habitación, o que lo lleve al cine de todos modos.
2. La familia política
La suegra no está contenta con la nuera: no es una peli de Woody Allen ni una comedieta al estilo Los padres de él: es una realidad. Una realidad complicada para el marido, que se halla en medio. Los comentarios de su madre son, efectivamente, inoportunos y acosadores, pero su mujer no quiere hacerles frente: procura evitar el conflicto y no hacer que exploten las tensiones familiares.
La respuesta pasivo-agresiva suele traducirse en llegadas tarde a las reuniones familiares, murmurar a las espaldas lo que se piensa de veras o burlarse a escondidas del familiar en cuestión.
3. La pareja
Siempre accedes a las peticiones del otro: él decide a dónde iréis, qué haréis y cuánto tiempo le dedicaréis a cada cosa. No es de extrañar que, a la hora de ir a la cama, inconsciente, pasiva y agresivamente, a ti te duela siempre la cabeza.
4. El trabajo
Tu jefe, explotador y excesivo, te ordena hacer mucho más trabajo del que te corresponde, te deja sin tiempo libre y no te respalda cuando ha de hacerlo.
Ante esa situación, es frecuente una reacción de cumplimiento con la orden pero se darán errores inconscientes pero voluntarios: el trabajo se hará, pero mal.

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