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miércoles, 26 de febrero de 2014

El EGO y la EMPATÍA

  Observando nuestro interior y afinando los detalles que la vida terrenal nos muestra, no hace falta esforzarse para descifrar que la misma gira alrededor de dos polos: El Ego y el Milagro, o lo que es lo mismo, la mente errada y la mente recta o la separación y la unión. 

La mayoría de los seres humanos hemos estados inmersos en situaciones similares, a continuación describo bajo mi óptica y responsabilidad, lo que considero significan estos dos estados mentales.

El Ego es la fábrica de pensamientos que hemos hecho realidad, pensamientos limitantes, es el sistema de exclusión a la Divinidad; aunque nos recuerde que Esa está allí, es el miedo a dejarnos llevar por un halo de esperanza que nos conduzca al verdadero amor, es la culpa, es el odio a nosotros mismos y la creencia de nuestra separación con la chispa divina.

 El Ego es carencia, que indica que nos hace falta algo, que tenemos razón de ser, sin saber que el Ser no lo indica una convicción sino más bien una actitud, y para llegar a ésta debemos pasar por situaciones no tan fáciles, reflexivas y por lo demás sanadoras, pero al fin y al cabo paradójicas e inexplicables hasta que tu decides y lo aceptas. 

En realidad, el problema no radica en el cuerpo, tomando como cuerpo, lo físico, lo tangible, radica “en la mente” es el problema de la culpa y nuestra culpa es una defensa en contra del amor que en realidad somos. 

Vemos lo que queremos ver o lo que necesitamos ver -como escuchar o ver agua en el desierto- no podemos cambiar el mundo, pero podemos cambiar la forma de mirar al mismo. 

Sustituimos la culpa de nuestros Egos, que hemos hecho realidad, por lo real de nuestra identidad como espíritu, la cual la chispa de divinidad que poseemos nos lo recuerda constantemente, pero el Ego se encarga de decirnos que no es así, háblale a esa esencia divina y pídele que te aclare tus pensamientos.

Recuerda siempre esto, los errores se corrigen. 

Ahora, ¿qué son los milagros?

 Los milagros son como gotas de lluvia regeneradora que caen del cielo sobre un mundo árido y polvoriento, al cual criaturas hambrientas y sedientas vienen a morir y ahora tienen agua; ahora el mundo está lleno de verdor y brotan por donde quieran, señales de vida para demostrarnos que, lo que nace jamás puede morir, pues lo que tiene vida es inmortal. 

El milagro es El más sano de todos los lugares de la tierra; es aquel donde un viejo odio se convierte en un amor presente.

 Es la corrección de un pensamiento erróneo o de una percepción equivocada. La mejor forma de corregir ese error, el cual hemos internalizado dentro de nosotros es decidirnos a ir a la raíz del problema, que no es más que la voz del Ego y Perdonar, porque cuando perdonamos, lo que hacemos realmente es sanar dicho problema, porque la fuente básica del mismo es la interpretación y se basa y fundamenta en la culpa. 

La importancia de reconocer la primacía de perdonar a alguien que está fuera de nosotros, radica en que toda nuestra culpa está solo en la mente, es inconsciente, esto significa que no vemos el problema, no podemos hacer nada al respecto.

 Una vez más, el Ego fabrica, el Milagro crea.
 
El milagro, en verdad es la afirmación de la vida eterna, lo cual se convierte luego en un Renacer en términos de que pensamos de manera distinta. 

Si me siento molesto o disgustado contigo justo este momento; estoy trayendo algo del pasado. Por esta razón y por la experiencia propia vivida muy recientemente lo manifiesto: Es imprescindible perdonar ya que le perdón es el cambio de la forma de mirar el Ego a la de nuestra esencia divina. 

Un milagro es un servicio, ya que es una manera de lleva r amor a alguien que cree en el miedo y al darle amor o ser un canal de amor para ti que estás atemorizado/a, también lo estoy canalizando hacia mi, lo más amoroso que jamás pudiéramos hacer, no tiene nada que ver con lo que hacemos a nivel de formas, es más bien unirnos los unos con los otros a través del perdón. 

Cuando en verdad perdonemos y cambiemos nuestra relación de la culpa del Ego al Perdón, entonces sabremos que Dios está allí, los velos de la culpa que lo mantenían oculto, desaparecerán. 

Para finalizar este pequeño tema, me gustaría dejar una reflexión que de alguna manera me ha ayudado a sanar mi relación en la manera de ver el Ego hacia mi propia esencia, es sencillo pero no es muy fácil, hay que trabajarse mucho, con constancia, voluntad y dedicación, es la siguiente: El verdadero milagro es el amor que lo inspira... 

Renuncio a la manera de pensar del Ego –ataques, agresiones, ira, celos, mentiras, etc- y escojo la manera de pensar de esa divinidad que albergo en mi interior, “Perdón y Unión”, al ver todas las cosas como oportunidades para aprender, que estoy perdonando.

LA EMPATÍA
La empatía es una destreza básica de la comunicación interpersonal, ella permite un entendimiento sólido entre dos personas, en consecuencia, la empatía es fundamental para comprender en profundidad el mensaje del otro y así establecer un dialogo. Esta habilidad de inferir los pensamientos y sentimientos de otros, genera sentimientos de simpatía, comprensión y ternura.
Uno de los elementos clave que forma la inteligencia emocional, es la empatía, la cual pertenece al dominio interpersonal. La empatía es el rasgo característico de las relaciones interpersonales exitosas.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de empatía? La empatía no es otra cosa que “la habilidad para estar conscientes de, reconocer, comprender y apreciar los sentimientos de los demás". En otras palabras, el ser empáticos es el ser capaces de “leer” emocionalmente a las personas.
Es sin duda una habilidad que, empleada con acierto, facilita el desenvolvimiento y progreso de todo tipo de relación entre dos o más personas. Así como la autoconciencia emocional es un elemento importantísimo en la potenciación de las habilidades intrapersonales de la inteligencia emocional, la empatía viene a ser algo así como nuestra conciencia social, pues a través de ella se pueden apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando pie a la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad.
Si por un lado, un déficit en nuestra capacidad de autoconciencia emocional nos lleva a ser vistos como analfabetos emocionales (ignorantes del reconocimiento de las propias emociones), una insuficiencia en nuestra habilidad empática es el resultado de una sordera emocional, pues a partir de ello, no tardan en evidenciarse fallas en nuestra capacidad para interpretar adecuadamente las necesidades de los demás, aquéllas que subyacen a los sentimientos expresos de las personas.
Por ello la empatía es algo así como nuestro radar social, el cual nos permite navegar con acierto en el propio mar de nuestras relaciones. Si no le prestamos atención, con seguridad equivocaremos en rumbo y difícilmente arribaremos a buen puerto. Revisemos ahora con detenimiento en qué nos es útil.
No es raro que se crea comprender al otro sólo en base a lo que notamos superficialmente. Pero lo peor puede venir al confrontar su posición con la nuestra y no “ver” más allá de nuestra propia perspectiva y de lo aparentemente “evidente”.
Debemos saber que nuestras relaciones se basan no sólo en contenidos manifiestos verbalmente, sino que existen muchísimos otros mecanismos llenos de significados, que siempre están ahí y de los que no siempre sabemos sacar partido. La postura, el tono o intensidad de voz, la mirada, un gesto e incluso el silencio mismo, todos son portadores de gran información, que siempre está a nuestra disposición, para ser descodificada y darle la interpretación apropiada. De hecho, no podemos leer las mentes, pero sí existen muchas sutiles señales, a veces “invisibles” en apariencia, las cuales debemos aprender a “leer”.
Un individuo empático puede ser descrito como una persona habilidosa en leer las situaciones mientras tienen lugar, ajustándose a las mismas conforme éstas lo requieran; al saber que una situación no es estática, sacan provecho de la retroalimentación, toda vez que saben que el ignorar las distintas señales que reciben puede ser perjudicial en su relación. Es también alguien que cuenta con una buena capacidad de escucha, diestra en leer “pistas” no verbales; sabe cuando hablar y cuando no, todo lo cual le facilita el camino para regular de manera constructiva las emociones de los demás , beneficiando así sus relaciones interpersonales.
El proceder con empatía no significa estar de acuerdo con el otro. No implica dejar de lado las propias convicciones y asumir como propias la del otro. Es más, se puede estar en completo desacuerdo con alguien, sin por ello dejar de ser empáticos y respetar su posición, aceptando como legítimas sus propias motivaciones.
A través de la lectura de las necesidades de los demás, podemos reajustar nuestro actuar y siempre que procedamos con sincero interés ello repercutirá en beneficio de nuestras relaciones personales. Pero ello es algo a lo que debemos estar atentos en todo momento, pues lo que funciona con una persona no funciona necesariamente con otra, o es más, lo que en un momento funciona con una persona puede no servir en otro con la misma.
Mahatma Gandhi sostenía lo siguiente “las tres cuartas partes de las miserias y malos entendidos en el mundo terminarían si las personas se pusieran en los zapatos de sus adversarios y entendieran su punto de vista”; en coherencia con ello, él decidió no proceder con violencia en su propósito por lograr la independencia de su país, y contra todo pronóstico la “resistencia pacífica” que propulsó fue el arma decisiva en la consecución de la ansiada liberación de su patria, la India.
Ciertamente no tenemos que ser como Gandhi para darnos cuenta que existen sutiles “armas” que podemos usar en beneficio propio y de los demás, que no son para destruir sino para hacer florecer relaciones provechosas en aras de nuestro crecimiento como seres humanos. Finalmente, no es exagerado sostener que las bases de la moralidad (que siempre es la interior) deben hallarse en la empatía, en la cual a su vez (al ser llevada con integridad) está la raíz del altruismo.

1 comentario:

  1. Todavía no puedo creer que no sé por dónde empezar, mi nombre es Juan, tengo 36 años, me diagnosticaron herpes genital, perdí toda esperanza en la vida, pero como cualquier otra, todavía busqué un cura incluso en Internet y ahí es donde conocí al Dr. Ogala. No podía creerlo al principio, pero también mi conmoción después de la administración de sus medicamentos a base de hierbas. Estoy tan feliz de decir que ahora estoy curado. Necesito compartir este milagro. experiencia, así que les digo a todos los demás con enfermedades de herpes genital, por favor, para una vida mejor y un mejor entorno, póngase en contacto con el Dr. Ogala por correo electrónico: ogalasolutiontemple@gmail.com, también puede llamar o WhatsApp +2348052394128

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