Más allá de la locura
Amos M. GunsbergFuente: Beyond Insanity, Psychnews International, Tomo 2, número 5, Oct-Dic 1997
Solíamos llamarlos psicópatas, estas criaturas que aparecen en nuestro planeta con forma humana, pero que no son seres humanos.
Notamos que son amorales. Eso debería habernos aportado una pista.
Notamos que no sienten sentimientos. Eso debería habernos instruido.
Notamos que no tienen corazón. Eso debería haber hecho saltar las alarmas.
Estas criaturas carecen de los elementos que distinguen al ser humano. No exhiben ninguna conexión ni ninguna comprensión de lo que llamamos “moralidad”, “honestidad”, “decencia”, “juego limpio”, etc. Carecen de la facultad que denominamos empatía. Carecen de lo que denominamos introspección.
La humanidad ha pasado siglos tratando de encontrarle un sentido a estas criaturas como una forma de seres humanos. Todo fue en vano. No solamente en vano, sino al enorme costo que está teniendo para nuestra civilización. Estas criaturas no son seres humanos echados a perder. Son una especie diferente que se dedica a asesinar los valores humanos como un preludio al asesinato de los seres humanos propiamente dichos. Por ejemplo, las tácticas empleadas por los nazis, en el pasado y el presente.
Se ríen de nosotros. Dicen: “Nadie nos entiende. La gente no se puede poner en la mente de los hombres que actúan sin conciencia moral. Intentan entender, pero no pueden.”
Estas criaturas no piensan como humanos. No hablan como humanos. No saben lo que es ser humano.
Los clasificamos como “humanoides”.
Sí, su forma es humana. Si logramos resistir a sus ataques violentos durante un período de tiempo suficiente, finalmente podremos desarrollar un equipo técnico de investigación que medirá cuán diferentes son de los seres humanos, a pesar de la similitud de su aspecto.
Comentario: Aquí quisiéramos añadir que cuando Robert Hare mandó un artículo científico con escaneos cerebrales de psicópatas a una revista para su publicación, los editores le rechazaron el artículo porque no creyeron que se tratara de escaneos humanos. Y después de todo no lo eran, eran escaneos de ‘humanoides’, psicópatas…
Mientras tanto, nuestra calidad de vida –y a menudo nuestra vida misma–depende de reconocer a estas criaturas por lo que son y tomar medidas para neutralizar sus intentos de destruirnos.
Evidencia del comportamiento humanoide
Emiten declaraciones no probadas. Según ellos, estas declaraciones representan lo que la realidad es (declaración por declaración). La declaración presente puede contradecir lo que dijeron hace un momento. Esto no significa nada para ellos. No hacen ningún intento por solucionar la contradicción.
Demuestran una carencia total de comprensión de lo que nosotros entendemos por un “hecho”. En sus textos y discursos, no emplean esa palabra.
A nosotros los humanos nos cuesta creerlo. El uso de los hechos es una parte elemental en nuestra vida. Nuestras conclusiones y acciones se basan en estos.
Partimos de ahí para evaluar las cosas y establecer más hechos. Cuando estamos en un debate, presentamos hechos, y mostramos cómo derivamos nuestras observaciones y posturas a partir de éstos.
Sin hechos, todo lo que tenemos es lo que llamamos “fantasía”.
Debido a que estas criaturas tienen apariencia humana, asumimos que deben pensar como nosotros, que deben ser conscientes de lo que nosotros somos conscientes. Creemos que deben saber qué son los hechos. Cuando no se refieren a los hechos, decimos que están jugando. Pensamos que conocen los hechos, pero que no lo quieren admitir.
¡Eso no es cierto! No saben lo que es un hecho. Cuando hablamos de hechos y les pedimos que hagan algo al respecto, nos observan con la mirada vacía. No saben de qué estamos hablando.
Nos estudian porque su estrategia consiste en hacerse pasar por humanos. Nos oyen pronunciar esas palabras (“hechos”, “prueba”, “justificación”). Carecen de la capacidad humana para comprender lo que significan. Lo que hacen es ignorar nuestras referencias a los hechos, nuestras peticiones de que suministren hechos, y esperan que no notemos que se debe a su falta de comprensión.
Observemos ejemplos de lo que ellos utilizan para hablar de lo que nosotros llamamos “los hechos”:
La Asociación para el Progreso de la Terapia Gestalt (AAGT) dio una conferencia abierta en la cual tres terapeutas “maestros” trabajaron con tres voluntarios. El Dr. Jeffrey A. Schaler publicó una crítica titulada “Mala Terapia”, en donde citó ejemplos, no solo de una mala terapia, sino también del abuso sistemático que había hecho el terapeuta “maestro” del voluntario. (The Interpsych Newsletter, Tomo 2, 9ª publicación, Nov. 95.). En su lista oficial de correo electrónico (aagt@netride.com), los miembros de la asociación lanzaron un ataque en contra del Dr. Schaler, que culminó en la adopción del lema: “Salvando la terapia Gestalt de las manos de Jeff Schaler”, utilizado como título en un tema de discusión en su foro. Con este título “salvaron” la terapia Gestalt enviando e-mails catalogando a Jeff Schaler de “arrogante, despreciativo, quisquilloso, perturbado, miserable, vociferador, egoísta,”, etc.
Cuando se les preguntó sobre cómo este etiquetado había “salvado” la terapia Gestalt, ignoraron la pregunta. Cuando se les preguntó de qué manera Jeff Schaler había puesto en peligro la terapia Gestalt, ignoraron la pregunta.
Quedó claro que ellos creían que sus pronunciamientos no solo borraban las pruebas presentadas sino que también eliminaban al mismo Jeff Schaler. “Declararon” que él ya no existía. Para ellos, cualquier cosa que “declaran” es lo real. Lo que nosotros llamamos realidad no es real para ellos. Ellos “declaran” lo que debe tomarse como real.
He aquí otro ejemplo. Le pedí a una clienta en psicoterapia que mirara una silla que se encontraba a unos dos metros, cerca de una pared. Luego le pedí que describiera la silla. Lo hizo, con lujo de detalles, excepto por las patas. ¡La silla que describió no tenía patas!
Yo señalé esto, y le pregunté cómo era posible que la silla estuviera flotando, sin patas de soporte. Ella dijo. “Yo la puse ahí”. Yo pregunté: “Y si dejas de mirarla, ¿se caerá a suelo?” Ella dijo: “No, si quito la mirada, la silla ya no estará más ahí.” Yo pregunté: “¿Y qué pasa si quitas la mirada, y resulta que la silla aún está ahí?” Ella ignoró la pregunta.
Aquí tenemos otro ejemplo: durante una charla acerca de CD@maelstrom.stjohns.edu a principios de este año, se dijo: “Si una cantidad suficiente de personas cree que algo es cierto, entonces lo que creen es lo que la realidad es.”
Luego alguien preguntó: “Hubo un tiempo en que todos, hasta donde sabemos, creían que el Sol giraba alrededor de la Tierra. ¿Está usted diciendo que en aquel momento el Sol realmente giraba alrededor de la Tierra, y que fue sólo porque la gente dejó de creerlo, que la Tierra comenzó a girar en torno al Sol?”
La pregunta fue ignorada.
Usted puede pensar que negarse a responder significa que las personas admiten que lo que están diciendo es extravagante e indefendible. La experiencia ha demostrado que usted estaría equivocado. La experiencia ha demostrado que siguen haciendo las mismas declaraciones, aun cuando la evidencia diga lo contrario.
¿Ve cuán diferentes son estas criaturas? ¿Ve lo alejados que su pensamiento y su conducta están del pensamiento y la conducta humana?
Nada de lo que nosotros llamamos realidad es real para ellos.
Repito: nada de lo que nosotros llamamos realidad es real para ellos.
Cuando un ser humano habla de una silla, se refiere a una silla que está parada sobre sus cuatro patas. Está ahí haya o no alguien que la vea, haya o no alguien que hable de ella, que “declare” que está ahí o no. Está ahí por sí misma.
Un elemento básico en el perfil de los humanoides es su falta de comprensión de que algo existe por sí mismo, separado de las aserciones. No lo ven. Los únicos objetos que los humanoides ven son aquellos que ellos “declaran”… los que ellos imaginan.
Nosotros empleamos el grupo nominal “mi percepción” para significar una evaluación, una medida de algo separado de nosotros. No lo anunciamos como un “hecho”. Estamos abiertos a considerar otros puntos de vista si los hechos lo merecen.
Los humanoides dicen “mi percepción” como una palabra de moda. Imaginan lo que eligen, y nos dicen que es su “percepción”, lo cual, en su mente, establece la realidad. Lo que nosotros llamamos “hechos” no existe para ellos. Es por eso que se quejan y pretenden que están siendo atacados siempre que se les pide una justificación.
¡Los humanoides afirman que sus declaraciones son válidas simplemente porque ellos las hacen! Se explayan en lo siguiente: “Yo honro la integridad en este aspecto. Como egoísta que soy, hago declaraciones que son válidas para mí. Validar mi ‘ser’ es lo principal. Y concedo a los demás el mismo respeto asumiendo que dicen cosas que son válidas para ellos.”
Entre los seres humanos, para que algo sea juzgado válido tiene que estar apoyado por hechos. Nada es válido simplemente porque alguien lo dice.
Cuando se les pregunta a los humanoides cómo determinan que lo que alguien está diciendo es válido para esa persona, y no algo que inventó o imaginó, ignoran la pregunta.
Observe el uso extraño de la palabra “integridad”. Los humanos definen la integridad como la rectitud del carácter, la probidad, la honestidad. Nos referimos a atenernos a los hechos, a permanecer con la verdad, no a venderla. Los humanoides hablan de “integridad” cuando se refieren a insistir en que lo que ellos imaginan es lo real. Sin medida. Sin evaluación.
Cuando se les pide evaluar sus afirmaciones, pretenden que quien los confronta es quien carece de integridad […] implicando que quien los confronta no está sosteniendo su posición (la de los humanoides): lo que ellos imaginan es lo real.
¿En qué se basan para afirmar esto? Los humanoides tratan al mundo como si fuera su propio holodeck(1) privado. “Declaran” cosas para hacer que existan. Todo es un holograma. Ellos programan los hologramas. Ellos interactúan con éstos a su antojo. Los tienen bajo control absoluto. Cuando deciden anular un holograma, éste desaparece.
Un holograma es un holograma. Se supone que un holograma no tiene la capacidad de pensar por sí solo. Un holograma no debe tener la capacidad de medir, evaluar, examinar, etc. Más importante aun, no se supone que un holograma sea capaz de salirse de su estado holográfico y de criticar a su creador.
Cuando esto sucede, lo primero es castigarlo severamente para ponerlo de nuevo en su lugar. Si eso no funciona, lo “hacen desaparecer”. Cuando eso fracasa, se apresuran a cubrirse abandonando el programa y haciendo venir a otro.
La experiencia ha demostrado que no importa lo que digamos, no importa lo que señalemos, ni cuántas pruebas demos, no tiene ningún significado para estas criaturas. Sólo tienen un objetivo: engañarnos para que los clasifiquemos como humanos, de manera que puedan concentrarse en aniquilar nuestros valores. Sin valores humanos, el siguiente paso es aniquilar a los seres humanos.
En la película “La invasión de los ladrones de cuerpos”, se muestran extraterrestres que conquistan el mundo ocupando cuerpos humanos. Los aliens se apoderan no solo del cuerpo físico sino también de la mente, los recuerdos, las habilidades, etc. Por donde se las mire las personas parecen ser las mismas de siempre, excepto por una sola cosa: mencionan eventos, pero sin ningún sentimiento hacia o acerca de éstos. No sienten sentimientos.
Vemos a un niño luchando para escapar de quien parece ser su madre. Al día siguiente caminan tomados de las manos. El niño ha sido poseído.
Los amantes en la película intentan mantenerse despiertos para no ser dominados. Ella sucumbe. Y “ella”, ahora una criatura, trata de engañarlo. Cuando no lo logra, intenta traicionarlo.
Estas criaturas no se sienten vivas. No sienten sentimientos. Para hacerse pasar por humanos saben que tienen que dar la apariencia estar vivas. Su único recurso es declarar que están vivas.
La declaración no produce la cualidad de sentirse vivo. Siguen sin sentir sentimientos. Lo único que les queda para continuar, a lo cual pueden hacer referencia, es su propia declaración. Si “declarar” demuestra ser insuficiente (si son llevados a discutir sentimientos, dar evidencia de sentimientos, distinguir entre sentimientos, etc.), están perdidos. Eso revela su vacío interno. Y su carácter inhumano se ve expuesto.
He aquí un último ejemplo. En el transcurso de una discusión sobre psych-ci@maelstrom.stjohns.edu hace un tiempo, un humanoide dijo: “Heriste mis sentimientos”. Se le pidió que identificara las afirmaciones exactas, y que explicara de qué manera éstas habían herido qué sentimientos en particular. La respuesta fue: (lloriqueando) “He dicho que heriste mis sentimientos. No sé qué más decir… Me estás atacando.”
Pregunta: “¿De qué modo consideras que el hecho de que alguien te pida una confirmación o aclaración es un ataque?”
No hubo respuesta.
Resumen general
Los humanoides:
1. Hacen declaraciones sin justificarlas. Éstas deben ser aceptadas como una definición de la realidad, diferentes de momento a momento.
2. Ignoran la petición de suministrar los fundamentos de sus declaraciones.
3. Se burlan del valor que los humanos atribuyen a los hechos, la honestidad, la decencia, el juego limpio.
4. Aplauden el uso de mentiras, engaños, etc.
5. Protestan alegando ser “atacados” apenas se los cuestiona. No dan ninguna explicación de lo que es el “ataque” ni de lo que está siendo atacado.
6. No sienten sentimientos.
7. Ven el mundo como su holodeck privado.
8. Se dedican a que los humanos se mantengan en su sitio. A saber, su condición insignificante.
Otras consideraciones
Los humanoides no comprenden la distinción que nosotros, los humanos, hacemos entre el bien y el mal. Cuando nos lastiman, no entienden por qué los llamamos malvados. No comprenden por qué tenemos leyes contra el asesinato. Su método consiste en fanfarronear e incluso moralizar sobre sus víctimas.
Dado que no comprenden el porqué de tales leyes, pretenden que no pueden ser considerados responsables de sus actos.
No tan así. Si bien toman la posición de que la ley no se aplica a ellos, saben realmente que fue decretada para aplicarse a todos. Además, si intentan afirmar que no sabían que existía tal ley, les respondemos con un principio firmemente establecido: “la ignorancia de la ley no es excusa.”
Cuando utilizan esos argumentos, dejan en claro que continuarán actuando según su estructura. Podemos intentar buscar una señal de remordimiento (una capacidad humana). Pero no hallaremos ninguna. No creen estar promulgando el mal. Simplemente están haciendo lo que su estructura les dicta hacer. La serpiente de cascabel no se ve como un ser malo cuando envenena. Está haciendo simplemente lo que está en su estructura.
La experiencia ha demostrado que los humanoides continúan comportándose según su especie, aniquilando los valores humanos como un preludio al asesinato de seres humanos. Los nazis demuestran esto gráficamente.
Se debe dividir en dos partes el problema de si se les debe o no declarar “responsables”, según el sentido que los humanos otorgan a esta palabra: no los hacemos responsables de ser lo que son. Pero los hacemos responsables del daño que causan.
Cuando un perro contrae la rabia, no lo hacemos responsable de ser rabioso. Lo que hacemos, como una medida de auto-protección, es sacrificarlo antes de que nos muerda, antes de que nos contagie.
No hacemos responsable a la serpiente de cascabel de tener colmillos venenosos. Lo que hacemos, como una medida de auto-protección, es matarla antes de que ella nos mate.
Sucede lo mismo con el humanoide. Necesitamos ponernos en guardia a la primera señal de un asesinato de los valores humanos.
(1) El holodeck de la película “Viaje a las estrellas” es un ambiente donde son colocadas situaciones a través de una recreación computarizada en realidad virtual, en donde uno puede recrearse y vivir situaciones creadas en la mente–NdT
Amos M. Gunsberg es un psicoterapeuta y preparador de psicoterapeutas en Nueva York desde 1950. Es fundador de la School for Quality Being. Su dirección es 61 West 74th St., New York, N.Y. 10023-2433 USA. E-mail: clubking@ix.netcom.com